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domingo, 23 de abril de 2017

¿Qué es y cómo se produce el colesterol?

El colesterol es una molécula de grasa que circula a través de nuestra sangre, cuando las cifras de colesterol son normales, es un factor de salud. Forma parte de células, hormonas y tejidos. Pero cuando aumenta el nivel de colesterol en sangre, hipercolesterolemia, se convierte en el principal enemigo de la pared arterial coronaria, aumentando el peligro de sufrir Cardiopatía isquémica (insuficiencia coronaria).
El aumento del colesterol en sangre depende de la edad, la actividad física, el sexo, los antecedentes familiares y el tipo de alimentación. Es evidente que una alimentación rica en calorías, grasas saturadas (son las de origen animal) y colesterol es la causa más frecuente de la elevación del nivel de colesterol.
El colesterol interviene directamente en la formación de la placa de ateroma que es capaz de estrechar la arteria coronaria y facilitar que se desarrolle un trombo, éste puede bloquear la circulación sanguínea y desencadenar según el territorio afectado, un infarto de miocardio, angina de pecho o un ictus o accidente cerebrovascular (infarto del cerebro).
Las lipoproteínas son las encargadas del transporte del colesterol a través de la sangre. Hay dos tipos de colesterol, el colesterol malo que se transporta mediante las lipoproteínas de baja densidad LDL (Low-density Lipoprotein) y el HDL, colesterol bueno relacionado con la lipoproteína de alta densidad. Es bueno que la cantidad de este último sea alta, porque nos está indicando que el colesterol que arrastra será eliminado del cuerpo.
Si el nivel de lipoproteínas de baja densidad es alto nos indica, que el colesterol va a circular por la sangre y se depositará en las arterias.
Niveles de HDL por encima de 60 mg / dl nos protegen de la enfermedad vascular aunque el LDL sea alto. Niveles de HDL por debajo de 40 son peligrosos.
En cuanto a los triglicéridos (otra molécula de grasa), se considera que los niveles ideales son de hasta 140mg / dl ya partir de 200mg / dl son peligrosos para el corazón .

¿Cómo puedo reducir el nivel de colesterol malo?

La reducción del colesterol sanguíneo disminuye las probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares.
La principal herramienta para disminuir el colesterol es a través de la dieta. Una dieta variada y equilibrada, que incluya frutas y verduras, pescado azul y baja en grasas de origen animal, como las presentes en carnes grasas y lácteos enteros. El ejercicio físico también contribuye a mejorar nuestra salud y equilibrar los niveles de colesterol. La pérdida de peso, en caso de obesidad o sobrepeso, puede determinar también una disminución en los niveles de colesterol en sangre.

domingo, 26 de marzo de 2017

Entrenamiento de fuerza y deterioro funcional post-infarto

Las recomendaciones de ejercicio dirigidas a la salud del sistema cardiocirculatorio, y específicamente como prevención de la enfermedad coronaria, siempre han estado vinculadas al ejercicio de resistencia aeróbica. De la misma forma, los programas de ejercicio en rehabilitación cardiaca, aunque contemplan como secundario el entrenamiento de fuerza, tienen en el entrenamiento aeróbico su razón de ser. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Barboza y col, 2016; Int J Sports Med 29-feb) cuyo objetivo fue evaluar los efectos del entrenamiento aeróbico y de fuerza sobre la función y morfología del ventrículo izquierdo, capacidad física, función autonómica, así como estado inflamatorio ventricular en ratas entrenadas antes de un infarto de miocardio. Los animales fueron divididos en diferentes grupos: sedentarias, sedentarias + infarto de miocardio, entrenamiento aeróbico + infarto de miocardio, y entrenamiento de fuerza + infarto de miocardio. Los infartos de miocardio fueron provocados después de los periodos de entrenamiento. Los resultados mostraron que el entrenamiento aeróbico previno el deterioro de capacidad aeróbica (en mayor grado) y de fuerza, la disfunción ventricular, la sensibilidad del barorreflejo y los desajustes autonómicos (descenso tono parasimpático y aumento tono simpático), provocados por el infarto de miocardio. Por otro lado, el entrenamiento de fuerza previno los cambios negativos de la capacidad aeróbica y de fuerza (en mayor grado), pero no la disfunción ventricular, y si previno el aumento de actividad simpática. Ambas modalidades de entrenamiento redujeron la concentración de citoquinas inflamatorias ventriculares. Los resultados sugieren que el entrenamiento aeróbico, y por primera vez el de fuerza, fueron capaces de reducir el tono simpático del corazón y los vasos sanguíneos, así como prevenir el aumento de citoquinas pro-inflamatorias en el ventrículo izquierdo de los grupos entrenados. Estos datos enfatizan los efectos positivos del entrenamiento aeróbico y de fuerza sobre la prevención de los cambios negativos asociados al infarto de miocardio.
El entrenamiento de fuerza ha sido contemplado clásicamente como una modalidad de ejercicio más vinculado al rendimiento y a la estética que a la salud. Lo cierto es que poco a poco el entrenamiento de fuerza va ganando un lugar destacado como opción más eficaz en muchas patologías (ej. osteoporosis) y poblaciones especiales (ej. edad avanzada). Ahora, con una reconocida potente función endocrina vinculada a la salud asociada al tejido muscular, todo hace presagiar que en los próximos años se va a modificar el paradigma de ejercicio vinculado a la salud, y el entrenamiento de fuerza se vislumbra como el gran protagonista. Esperemos a ver.

martes, 7 de febrero de 2017

Respuesta post-ejercicio de la hepcidina en atletas de elite

La hepcidina-25 (forma bioactiva de la hepcidina) es un péptido de síntesis hepática que bloquea la ferroportina impidiendo la exportación del hierro (Fe) celular. Un nivel bajo de hepcidina aumenta la absorción del Fe a nivel digestivo. El nivel de regulación de la hepcidina después del ejercicio por los niveles basales de hierro no está aclarado. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Peeling y col, 2017; Eur J Appl Physiol 13-abril) cuyo objetivo fue investigar la influencia de una selección de parámetros asociados al hierro y del tiempo de una prueba de marcha atlética de 25 k, sobre los niveles de hepcidina en las 3 h post-ejercicio en marchadores de nivel internacional. Participaron 24 marchadores varones que completaron un test incremental y un test simulado contrarreloj de 25 k. Se obtuvieron muestras de sangre antes, justo después y a las 3 h post-ejercicio de 25 k, para analizar la ferritina sérica, hierro sérico, interleukina-6 (IL-6) y concentración de hepcidina-25. Los resultados mostraron un aumento de la Il-6 (x 7,6) y de la hepcidina-25 (x 7,5) en respuesta al test de 25 k. Se obtuvo una relación significativa entre los valores de hepcidina-25 post-ejercicio, con los valores de ferritina basal y hierro sérico basal. El análisis de regresión múltiple mostró que esas dos variables, además de la concentración de Il-6 post-ejercicio y el tiempo en 25 k, explicaron el 77% de la varianza de los niveles de hepcidina-25 post-ejercicio. Por otra parte, los niveles de ferritina basales menores se relacionaron con valores menores de hepcidina post-ejercicio, aunque no se observaran diferencias en los valores de hierro basal, IL-6 post-ejercicio ó tiempo en los 25 k. Los autores sugieren que, aunque existen diferentes reguladores de la hepcidina, el estatus basal de hierro parece tener un papel dominante en la regulación de la respuesta al ejercicio de resistencia aeróbica en atletas de alto nivel.
La hepcidina-25, se considera el mayor regulador negativo de la absorción del Fe de la dieta, y esta función contrarresta la de la ferroportina localizada en la membrana de los macrófagos, hepatocitos y enterocitos. Conocer la regulación de la respuesta de la hepcidina en el ejercicio es muy importante en el estudio general del metabolismo del hierro en deportistas, especialmente en mujeres con clara tendencia a las anemias ferropénicas.

martes, 3 de enero de 2017

Cannabis y rendimiento deportivo

Recientemente se han publicado los resultados de una revisión sistemática (Kennedy MC, 2017; J Sci Med Sport 21-mar) cuyo objetivo fue valorar los efectos del cannabis sobre el rendimiento. Se estudiaron artículos relacionados publicados en los últimos 10 años, de los que solo 15 utilizaron el cannabis en asociación a protocolos controlados de ejercicio. De esos estudios ninguno mostró efectos de mejora en el rendimiento aeróbico. En relación a efectos secundarios, 2 estudios mostraron como la marihuana precipitó angina de pecho a bajas cargas, reduciendo la fuerza. Algunos sujetos no pudieron finalizar los protocolos de ejercicio por reacciones adversas provocadas por el cannabis. El autor concluye afirmando que el cannabis no mejoró ni la resistencia aeróbica, ni la fuerza.

Evidentemente a ningún deportista se le ocurriría consumir cannabis antes de competir, pero está bien recordar con datos científicos en la mano, que lo último que puede decirse del cannabis es que tiene efectos ergogénicos.
link: http://www.fisiologiadelejercicio.com/cannabis-rendimiento-deportivo/